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jueves, 22 de noviembre de 2012

Fabricar Llave de Cadena hecha a mano.

Para reparar la rueda de un amigo, tenía que desmontar el cassette del cambio. Tenía la llave de tubo que entra en él, pero no tenía la llave de cadena. Una miradita a San internet, una llave de aflojar los discos de la radial que compré en el rastro por 1€., un trozo de cadena vieja, que me dieron en un taller de bicis y una broca para metal que casualmente tenía en casa y que coincidía con el diámetro de los buloncillos de la cadena, hicieron que, en pocos minutos, tuviera la herramienta preparada.
Dos cosas debo reconocer. La primera, es que tengo un tronchacadenas de habitual. Si no lo tienes, con un botador, un gato y un martillo, lo puedes hacer igual, pero con más trabajo.
La segunda, es que la herramienta me ha quedado corta y, el brazo de palanca, no es muy grande. Si os la hacéis, tenerlo en cuenta.
La tercera, y más importante, si tenéis un gato, no hace falta esta llave. Cogéis la llave que entra en el cassette con el gato, metéis el cassette en dicha llave, que como digo, ya está pillada con el gato y se encuentra boca arriba, o sea, con las muescas para arriba, giráis la rueda con las manos, y ya está suelto, jajaja (esto vale para un cassete antiguo). Y yo venga a llorar por tener una llave de cadena!!!. Juas!. Pero hacerla, me ha gustado.



La distancia entre ambos agujeros, la de un eslabón.






Llave terminada!. Y funciona!






miércoles, 14 de noviembre de 2012

Koga Miyata: la suavidad y la belleza, a la venta.

Si la Raleigh me gustaba, la Koga me está enganchando. Un prodigio de suavidad y buen funcionamiento. Su finísima rueda delantera, delante mismo de mis narices y, ocultada en parte, por un exagerado guardabarros de plástico negro que tengo para las emergencias lluviosas, me cautiva. Ni un ruido, ni vibración, ni meneo. Perfección.
Sólo los frenos, especialmente el trasero, dejan en mi opinión un lugar para la crítica. Eso, lógicamente, en el estado en que la compré pues, a excepción de los guardabarros (provisionales, como digo), no la he tocado en nada.
Y la consecuencia del flechazo entre la Koga y yo, es que me estoy planteando no realizar con ella lo que tenía planteado. Mi plan, (perdón a los puristas) era pintarla a mi gusto (y conste que me encanta su color), ponerle ruedas más gordas, manillar de doble altura, cambio interno de 11 velocidades, frenos y manetas nuevas y un asiento cómodo, como el que llevo en Rocinante. Ah!, y por supuesto, transportín delantero y trasero. Y usarla para viajes y excursiones.
Pero, dos cosas, me han hecho cambiar de parecer. La primera, desvirtuar semejante y escaso modelo (aquí, quizás tenga mucho que ver mi pasado como restaurador de muebles y objetos y amante, por tanto, de conservar las cosas lo más parecidas a como se pensaron fabricaron). Cuanto más tiempo paso con ella, más aprecio su construcción, su imagen, sus características, su belleza. La fabricaron para ser así, en conjunto, con ese precioso plato, por ejemplo. Y, de esta manera, mis primeros deseos, se fueron transformando.
La segunda cuestión, consecuencia de la primera es que, como vehículo diario, tal y como está, no me resulta cómoda. Su postura, sus finísimas ruedas, sus frenos, manillar... no me permiten sentirme seguro.
Esta bici, la compré para mi, y no para transformarla y ser vendida, como otras, hechizado por las bondades, en cuanto a viajes, de los chasis de la marca. Pero considero un crimen modificarla. Para eso hay otras en el mercado que, seguro, me darán enorme satisfacción y, encima, no me sentiré fatal por desvirtuar una joya como esta. No soy nada profesional, cierto, pero la suavidad de funcionamiento de la Koga, si no excepcional, al menos es maravilloso y, comparado con la Macario que está en camino de transformación, y sin desmerecerla en nada, se nota diferente.


La Koga, soportando los 1,90 metros de mi buen colega.

lunes, 5 de noviembre de 2012

La Raleigh, vendida.


Con alegría, por el cambio a la Miyata y también con pena, por mi parte, la Raleigh ha cambiado de manos. Tengo que reconocer que, durante el tiempo que la he usado, me ha sorprendido su facilidad de uso, su amabilidad y el buen funcionamiento del cambio. El suave ruidillo, clic, clic, clic, que hace cuando la llevas en 2ª o 3ª, lejos de molestarme, me encantaba.
Y su estética, para mi, cautivadora. Lo curioso: los frenos van cambiado de mano: derecha el delantero, trasero a la izquierda.

Koga Miyata.

Preciosa y bastante bien cuidada Koga Miyata, holandesa, con Shimano 600. Practicamente al completo original (excepto asiento, creo) para restaurar o, modificar. Si alguien desea hacerse con esta especial y escasa joya, en tanto me pongo con ella, su precio, 490 €. Los óxidos, son superficiales.