Perteneció a su padre y, tras el fallecimiento de éste, la bicicleta anduvo abandonada en un almacén.
Un día, Juan, su hijo, dedicado a la pintura de metales con polvo y pistola, y de quien soy cliente, me comentó que había decidido recuperar, en la medida de lo posible, la viaje y querida bicicleta de su padre.
No tengo fotos de la bici como llegó a mis manos, pero estaba francamente mal. Las ruedas, decidió pintarlas, pues su recuperación se estimó imposible. Los bujes son los originales, desengrasados y desoxidados, y los radios con sus cabecillas, nuevos.
Manillar, manetas freno y uno de los puentes, originales, también. Guardabarros nuevos, más estrechos que los originales de este modelo y que dio bastante trabajillo adaptarlos.
Transportín original repintado, igual que el faro. La bicicleta era roja metalizada y la pintura, la decidió y pinto su propio dueño.
El asiento, es el original, con gran valor afectivo.
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