Tanto, que no he pensado lo suficiente en las consecuencias de los actos posteriores. Como resultado, la he liado.
El pegamento, muy pegamentoso, ha empezado a embadurnar todo (o más bien yo). El asunto es que, en un momento determinado, había pegamento por todos los sitios y he considerado que, si lo metía en la horma tal y como estaba, tendría una horma rellena de manillar, pero eternamente, para siempre jamás, dado el desbordamiento del mismo.
Para evitarlo, lo he rodeado de plástico alimentario y lo he metido en la horma. Dice el fabricante que el pegamento empieza a endurecer a los 30 minutos. Pues bien, siete horas después, seguía líquido. Creo que incluso más.
Ahora, (momento de la foto), he cortado el plástico con un cúter, para que respire y cure y veremos, aunque ya lo veré el viernes o sábado, que es cuando vuelvo al hogar.
Continuará....
Manillar encolado. Lo sucio, es cera nogal, para evitar que se pegue nada al molde |
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