Salí con la batería cargada a tope y dos pequeñas baterías de reserva, para no quedarme tirado en medio de monte, pues la excursión se preparaba larga.
Animadísimo, con el casco puesto y la ilusión a tope, salí en el Troncopatín. La mañana, sobre las 9.45, aún era algo fresca. Y empecé la prueba.
Todo funciona a la perfección, es cómodo, tiene fuerza, estable y manejable. La flexibilidad de la madera, le da un aporte de suspensión.
Aprecio poco altura al suelo y en los desniveles no muy acusados, pancea. Tanto, que en la Casa de Campo, por un camino, se atasca y salgo disparado, jajaja. No llego a caerme, pero si me golpeo levemente con el cuadro. Nada importante, pero hay que andarse con cuidado.
Por lo demás, salvo el sol y el cansancio, todo fue perfecto.
Aquí dejo el enlace de la ruta:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=13818480
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